Año nuevo: estás DESPEDIDA!

Un año lleno de aprendizaje, sin dudas...

El viernes a las 4:45 p.m. recibí mi carta de despido de parte de mi jefa directa. Una carta patética, sin membrete de la empresa, sello o algo que identificase dónde estuve laborando y de dónde me despidieron; una carta que en realidad reflejaba la ansiedad de una afrenta personal, cargada de envidia e inseguridad; esa carta que no respetaba ni los márgenes oficiales de una carta de este tipo, con un texto alineado a la izquierda, redactado de prisa con la intención de arruinar el año nuevo de alguien, con la intención de derramar las últimas gotas de orina que demarcasen el territorio de alguien que no es más que eso, una canina sin pedigrí ni dueño fijo.

Sinceramente, la carta de despido es tan patética que al final termino agradeciendo no trabajar más de subordinada a semejante inepta que ni siquiera se asesoró sobre cómo llevar a cabo correctamente un despido. En el Ministerio del Trabajo fue un buen chiste del día la bendita carta.

Yo ya hice lo que tenía que hacer, ya fui a donde tenía que ir y se acabó, no quiero embarcarme en una batalla legal interminable, mientras cumplan con pagarme lo que por ley me toca no voy a invertir más tiempo o energía en esto, ya el destino se encargará de cobrarle sus malas acciones a quienes me dañaron con toda la mala intención.

Esto me ha servido para conocer el apoyo con el que cuento por parte de muchas personas y eso me enriquece mucho más que lanzarme a luchar en contra de alguien que al final obtendrá su merecido.

Aprendí que ser CAPAZ, APTO y RESPONSABLE te puede hacer blanco de muchas flechas envenenadas, la misma envidia que había experimentado en la universidad por mis brillantes trabajos la viví ahora en un terreno donde es más peligroso hacer sentir amenazado a un superior, hay que saber cómo moverse y jugar los comodines, es cuestión de ir precisando las acciones en base a lo que uno ya ha experimentado. El valor de la humildad y el respeto a quienes te rodean, no menospreciar a nadie porque en los peores momentos se siente bien rico contar con el apoyo de todos, y es bueno saber que aunque subas o bajes siempre habrá quien te acompañe en el trayecto.

Entre todo lo que he aprendido, cierra con broche de oro una frase que resuena en mi cabeza "ningún empleo es único e indispensable", esto sólo sirvió para adelantarse a la renuncia que presentaría en abril, así que ¡enhorabuena! a buscar un nuevo empleo, mejor que este y a seguir aprendiendo, sé que me encontraré muchas cosas parecidas a las que viví que también conoceré muchas otras cosas nuevas pero los retos están para vencerlos y no tengo miedo. Al menos yo tengo juventud, actitud, aptitud, humanidad, dignidad y motivación (y todavía no tengo responsabilidades familiares).

Ahora a buscar un mejor empleo porque necesito ahorrar para mis planes futuros ¡OSTIA!